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lunes, abril 25, 2005

Opinión Carl Barat en México

¿El ídolo o la música?
Por Anna Stephens


En una discusión madrugadora de domingo, comentaba con un grupo de amigos la falta de ídolos de nuestra generación y de las más jóvenes. Después de que propusieron a varios personajes (Thom Yorke, Saúl Hernández, Britney Spears) como ídolos que marcan a una generación completa, todos llegamos a la conclusión de que en realidad esa ausencia de idolatría masiva podría ser una ventaja por la apertura a la diversidad de géneros, o una desventaja por la falta de unión o pertenencia a algunos de estos ghettos.

Musicalmente, los ídolos se forman a partir de un gusto que se transforma en melomanía. Después eres fanático, lo que te puede llevar por dos caminos: el grupismo o los band-aids (que se interesan por conocer al ídolo, no por acostarse con él). Si tu obsesión te conduce a la primera categoría y conoces a tu ídolo, podrías ser leyenda, aunque mentalmente y tal vez físicamente, seas un caos; pero si eres band-aid y lo conoces puedes continuar admirándolo o detestarlo.
Hace un par de semanas Alan McGee, Carl Barat, Xiu Xiu y Placebo visitaron la ciudad de México. La oportunidad que tuve de conocer y convivir tanto con McGee, “El Artista” (nuevo apodo de Mr. Barat) y Xiu Xiu, como de observar de lejos a Placebo, puede resumirse en una palabra: surrealista.

La noche anterior a la presentación de McGee y Barat en El Pasagüero se les ofreció una fiesta en un hotel de Polanco, a la que sólo se podía asistir si “estabas en lista”. Xiu Xiu, Molotov, Los Fancy Free, locutores y muchos yuppies estuvieron ahí. Después de escuchar el DJ set de Alan y de que Carl comprobó el buen funcionamiento de los aparatos del gimnasio, la opción era seguir la fiesta en casa de un amigo. Xiu Xiu, McGee, Barat y otras 15 personas más emprendimos la huida a lo que a la fecha calificamos como la mejor del año.
Alan es amante del buen vino blanco y de la música noventera, cuya sombra de nombre Oasis, jamás se desvanecerá. Es un tipo más bien tranquilo, que se divierte al ver a los demás divirtiéndose.

Carl Barat podría ser un tipo cualquiera de 26 años, pero es CARL BARAT, y esto implica un reconocimiento por la calidad de su segundo álbum y la tolerancia hacia Pete Doherty. A “El Artista” no hay quien le aguante el paso, a menos que se trate de Mario, su tutor y guardián mexicano. Durante los días de convivencia con Carl, éste se dedico a firmar cuanto objeto le ponían en frente, sacarse fotos, catar tequila y mezcal, tocar un poco la guitarra y no aguantar los arrebatos de algunas grupis. Además, para no dejar de lado los códigos de lo que toda estrella de rock debe hacer, rompió una pared del hotel en el que se hospedó.

Xiu Xiu se dispusieron a observar, pero también a platicar un poco, bailar, reír mucho, y sobrevivir a su primera resaca en México.
La experiencia de Placebo en conferencia de prensa fue una prueba de resistencia. Dejando de lado la hora de espera, el trato déspota de su compañía disquera se reflejó en los 20 minutos de conferencia del grupo: burlándose de los asistentes y dando a entender que lo que realmente los hace felices es el dinero que sus fans mexicanos invierten en ellos. Además de su visita a Teotihuacán, el trío pasó un par de horas conviviendo con Barat en el bar del hotel donde todos ellos se hospedaron.

Después de superar la laringitis gripal de una semana y recuperar el ciclo habitual de sueño, regresé a mis actividades cotidianas preguntándome qué más (a parte del achaque) me había dejado la convivencia con estos personajes. No existe una única respuesta. A cada uno de ellos los conocí bajo circunstancias surrealistas distintas, pero tuve la oportunidad de observar, desde la perspectiva de quienes se acercaban a ellos, la ciega devoción al ídolo y la necesidad de pertenencia. Definitivamente México se ha convertido en un punto de reunión para artistas de toda clase de géneros y latitudes. ¿El ídolo o la música? Definitivamente me quedo con la música, las imágenes y un muy buen recuerdo de lo vivido.


Texto publicado en el periódico El Universal el 30 de abril del 2005

miércoles, abril 20, 2005

Reseña Ian Brown en concierto

Ian Brown
En Concierto
El Rey Mono reclamó su trono

Anna Stephens

Con la clara idea de que Ian Brown no tocaría el viernes 11 de marzo como indicaba el boleto sino el sábado 12, algunos asistentes arribaron al Salón 21 la madrugada de ese día y muchos de los que llegaron puntualmente a la cuarta edición del Manifest, pasaron horas sentados en el suelo, platicando, bebiendo y recibiendo recuerdos de los patrocinadores. Al parecer a las edecanes les urgía deshacerse de dichos souvenirs, ya que aunque amablemente los rechazabas (encendedores, plumas, revistas o playeras), no tenías más remedio que recibirlos y dejarlos “olvidados” o volver a regalarlos a quienes iban llegando. ¿Por qué no regalar brazaletes V.I.P. como lo hicieron con la “G.M.I.” (Gente Muy Importante) que ocupó la parte de arriba del 21, para gratuitamente catar la calidad de los patrocinadores de bebidas alcohólicas? Hubiese sido más llevadera la espera de ver al Rey Mono en escena y más tolerable escuchar a algunos de los grupos del cartel. Además, ¿cuál es el punto de seguir dividiendo a los melómanos por su estatus económico o social?

Las puertas del 21 se abrieron a las 17:00; A.L.I.A.S., Plástiko, Porter, Chikita Violenta, Volován, Dildo, Circo y La Lupita comenzaron a desfilar a las 19:00 hrs. Desafortunadamente nuestra llegada fue cuatro horas después de iniciado el festival, por lo que no podemos asegurar si esto sucedió así o no, ni tampoco es posible escribir sobre las presentaciones de estas bandas, al menos no plenamente. Sin embargo fue evidente la diferencia entre novatos y veteranos cuando La Lupita hizo su arribo al escenario, después de medianoche. El volumen, la calidad, la seguridad y la experiencia aumentaron, lo que logró que la atención de la mayor parte de la gente se concentrara en Lino y compañía. El reencuentro entre La Lupita y el público fue bueno.

A las 02:00 de la mañana la misión estuvo a punto de abortarse. Con un paisaje tan acogedor como hombres y mujeres vomitando a tu alrededor, el cansancio físico, el frío, la falta de capital para comprar cerveza y tener que aguantar el mal gusto (para la ocasión) del VJ local con la proyección de DVD’s de Metallica y Korn, comenzamos a dudar sobre la presentación del ex vocalista de The Stone Roses.

Treinta y siete minutos después, el músico fue anunciado a través de las pantallas. Todos corren, las luces se apagan y una delgada aparentemente inofensiva figura sube al escenario. Ian Brown ataviado en pantalones de mezclilla, chamarra y zapatos deportivos negros y lentes oscuros exigía a los presentes aplaudirle. Exigencia que estuvo de más, la ovación fue unánime casi interminable. El Rey Mono inició la cruzada con “Time Is My Everything”, que acústicamente le significó todo un reto, por lo que detuvo a sus músicos en dos ocasiones para llamar la atención a su ingeniero de sonido y esperar hasta que el problema estuviera resuelto. Mientras tanto, la inquietud de Brown divertía a los presentes con movimientos de mono y (puño en alto) gritando: “No Cocaine, No Surrender”. Por fin pudo interpretar “Time...”, pero las dificultades de sonido continuarían toda la noche con el inglés dando indicaciones a su staff de equilibrar, aumentar o disminuir el volumen de instrumentos y micrófonos por igual.

Vino “Sally Cinnamon” y "Made of Stone", la primera de la noche para quitarnos la espinita de los Roses. “Love Like A Fountain” y el atinadísimo comentario de mi desconocido vecino: “Oye, ¿esa sale en un comercial de coches, no?”. Chale. “Dolphins Were Monkeys” y El Rey Mono aseguró su trono en México con “Waterfall” y “She Bangs The Drums”. Le siguieron “For Ever And A Day”, “Golden Gaze”, “Longsight M13”, “The Sweet Fantastic”, “Lovebug”. La duda de la noche, que hasta el momento no ha sido disipada fue “Time Is My Everything” (2nd version). Sonó totalmente igual a la primera. “Keep What Ya Got”, “F.E.A.R.” y Brown sabía que tenía al 21 a sus pies, pero decidió asegurar su conquista con “I Wanna Be Adored”, la última de la noche. Así, sin encore ni grandes discursos, el autonombrado “mexicano honorario” se despidió. Aunque la campaña fue corta (de apenas setenta y cinco minutos), tal vez sea irrepetible. El Rey Mono ocupa su trono en México.


Texto publicado en la revista La Mosca en el mes de mayo del 2005.

jueves, abril 14, 2005

Entrevista con Placebo

PLACEBO BUSCA TALENTO MEXICANO
Por Anna Stephens

Placebo regresa a México por cuarta ocasión. Algunos interpretan este hecho afirmando que en nuestro país encontraron la olla de oro al final del arcoiris, para otros significa una nueva oportunidad para disfrutar la música de Molko, Oldsal y Hewitt. Lo cierto es que México es el lugar predilecto del trío que vuelve, en esta ocasión, con la única gira que tendrán este año. Exclusivamente para Latinoamérica. Hace algunos días platicamos con Stefan Olsdal (bajista) quien confesó su amor por México y el rastreo de talento mexicano para un nuevo álbum.

¿POR QUÉ HACER UN TOUR EXCLUSIVAMENTE EN LATINOAMÉRICA?
Son muchas razones. En nuestra primera visita a México tuvimos un gran recibimiento, los conciertos fueron muy excitantes y emotivos para nosotros, así que siempre es un placer poder regresar. Nunca hemos estado en Monterrey y vamos a tocar ahí, además de la ciudad de México y Guadalajara. También porque por mucho tiempo a lo largo de nuestra carrera tratamos de hacerlo y desafortunadamente no fue posible hasta ahora y con la recopilación de sencillos pensamos que sería un buen momento para ir a tocar en Latinoamérica y regresar a México.

¿A QUÉ LE ATRIBUYES QUE SU MÚSICA SEA TAN ATRACTIVA PARA EL PÚBLICO EN MÉXICO?
A que nuestra música es sexy. Es una combinación de guitarras ruidosas y beats funky. Creo que el elemento principal es que la música de Placebo te hace bailar y a los mexicanos les gusta bailar.

¿LAS CANCIONES DE LOS PRIMEROS DISCOS SE DISFRUTAN IGUAL AHORA QUE CUANDO ERAN NUEVAS?
Tratamos de escribir buenas canciones, porque sabemos que tendremos que tocarlas por mucho tiempo y creo que a la fecha lo hemos hecho muy bien. Por supuesto algunas rolas de los primeros discos no se sienten tan bien ahora, por ejemplo con el primer álbum era una banda diferente, teníamos un baterista diferente y algunas de esas canciones no se sienten bien al tocarlas en vivo por esa razón. Otras las hemos tocado a morir y es por eso que te cansas de ellas, pero sigo sorprendido por la cantidad de música que hemos tocado en vivo.

MUCHA GENTE OPINA QUE PLACEBO HA DESMEJORADO DE SU PRIMER ÁLBUM AL MÁS RECIENTE, QUE SU MÚSICA SE HA VUELTO MAS COMERCIAL. ¿QUÉ OPINAS AL RESPECTO?
Bueno, no siempre puedes complacer a todos. Cada vez que grabamos un álbum sentimos que es nuestra mejor producción y siempre tratamos de complacernos a nosotros mismos, mas que a nadie. Intentamos no repetirnos y hacer algo fresco. Claro que habrá fans a los que le guste más Placebo cuando hicimos “Without You I’m Nothing” o “Black Market Music”… finalmente todo se reduce a los gustos personales de cada quien.

¿CÓMO SERÁ SU SIGUIENTE ÁLBUM?
¿Cómo será? Bueno una vez que estas en el estudio las cosas que escribiste cambian. Siempre hemos estado interesados en la tecnología y creo que seguiremos por esa misma línea y… básicamente somos una banda de rock así que incluiremos guitarras, pero no sé cómo será la fusión final y desconozco si nuestras influencias cambiarán. Estas dudas se disipan una vez que estamos en el estudio, que será después de esta gira.

¿QUÉ HAY DEL DISCO DE REMIXES DE CANCIONES DE PLACEBO QUE BANDAS MEXICANAS EDITARÁN?

Será como un bonus CD que acompañará a la recopilación de sencillos. Son remixes que algunas bandas como Molotov, Kinky, Susie 4, XL Junkie y otras más hacen a nuestra música. A Molotov los conozco y he escuchado los 2 discos de Kinky. Viajaremos a México para ver si algunas otras bandas quieren colaborar.

¿AÚN TOMAN SUS PROPIAS DECISIONES?
Sí, es muy importante. Desde el inicio de nuestra carrera lo hemos hecho. En cada contrato que hemos firmado nos hemos asegurado de tener el control en cada una de las áreas: qué sencillos se van a lanzar, cómo será la portada, quién dirigirá los videos, en dónde nos presentaremos, quién será el grupo abridor y cosas así. Es muy importante mantener ese control.

¿HAY ALGO QUE EXTRAÑES DE LOS PRIMEROS DÍAS DEL GRUPO?
No, de hecho soy bastante feliz. Algunas veces hemos vuelto a tocar en lugares pequeños. Lo hicimos en la última gira, tocamos en Europa en frente de 16 mil, 18 mil personas diariamente y luego fuimos a Estados Unidos, en donde somos una especie de banda de culto... por ejemplo en Seattle tocamos para 400 ó 500 personas y nos encantó porque es una energía totalmente diferente. Fue divertido hacerlo.

¿ALGUNA VEZ HAN PENSADO EN SEPARARSE?
No creo que eso pase en un largo tiempo. Disfrutamos mucho el estar juntos como banda, nos gusta escribir música y salir de gira juntos. Así que no creo que eso suceda pronto. No sabríamos qué más hacer, más allá de estar en una banda.


La entrevista con Stefan Olsdal fue publicada en La Pared, de la sección de espectáculos de el periódico El Universal, en abril de 2005.

Entrevista con Ian Brown

Entrevista con Ian Brown
por Anna Stephens

Hace 20 años en la ciudad de Manchester, al norte de Inglaterra Ian Brown y John Squire fundaron oficialmente The Stone Roses. La música de Brown, Squire, Mounfield y Reni fusionaba el rock de la década de los sesenta y el beat que se escuchaba en los ochenta. En octubre de 1996, el cuarteto se desintegró dejando como legado únicamente 2 discos: “The Stone Roses” y “Second Coming”. Los motivos reales de la separación son inciertos, pero indudablemente la influencia de los Roses se deja escuchar hasta nuestros días en bandas como: Oasis o Kasabian. “Pienso que es genial que nos escuchen y se interesen por lo que hacemos. Es por eso que sigo adelante, por ellos. Queríamos que la gente formara sus propios grupos e hiciera su propia música. Aunque no tengo una gran ambición por colaborar con alguna nueva banda, creo que es extraordinario que te sigan escuchando.”

A quien un futuro menos exitoso se le aseguraba después de la separación del grupo, era a su vocalista: Ian George Brown. “He tenido pocos altibajos en mi carrera. Nunca pensé ser solista, simplemente así se dieron las cosas. Cuando el guitarrista (John Squire) abandonó The (Stone) Roses yo quería seguir haciendo música, así que eso me forzó a seguir adelante por mi cuenta y desde entonces todo ha sido como un sueño, ¿sabes? Aunque he pasado por algunas contrariedades, han sido mayores las oportunidades que cualquier cosa. He hecho el doble de álbumes como solista, en comparación con The Stone Roses, me la he pasado muy bien en los últimos 8 años, he estado en Japón 10 veces, en México 12, me pagan por viajar alrededor del mundo y hacer lo que se me dé la gana... En realidad no considero que sean muchos altibajos.”

A diferencia de otros personajes de la industria, Brown se ha mantenido al día con su propuesta musical, y en lugar de detenerse y disfrutar de lo hecho con The Stone Roses, ha demostrado que su capacidad tiene alcances hasta ahora incansables. “Siempre estoy escribiendo algo, nunca dejo de hacerlo. Tengo libros y libros con letras de canciones, para mí eso es algo muy sencillo de hacer, ¿sabes?” Lo que significa que tal vez en poco tiempo, veamos un libro publicado por él. “Por el momento voy a editar un álbum de grandes éxitos, que saldrá a la venta en septiembre, pero sobre el libro... sí, probablemente después del 2006. De hecho empecé a escribir uno hace algunos años, en donde narro mi experiencia en la cárcel desde el punto de vista de una estrella de rock e incluyo algunas anécdotas con The Stone Roses y de mi carrera.”

Autoproclamado como un mexicano honorario, las ambiciones artísticas de Ian Brown incluyen también su participación en la película “Harry Potter y el Prisionero de Azkaban”. “Conocí a Alfonso Cuarón en 1996-97 en el Festival de Cine de Guadalajara. Durante la filmación de la película pasó mucho tiempo en Londres. Una noche vino a una cena que hizo mi esposa Fabiola con algunos amigos mexicanos del Este de la capital inglesa. Me llamó al día siguiente y me dijo que tenía un papel para mí en la cinta, así que dije: ‘Sí, por qué no’. Aunque nunca consideraría actuar formalmente, porque las estrellas del rock tenemos la libertad de expresarnos libremente, además los actores sólo escuchan al público cuando asisten a una premiere, y nosotros los escuchamos todas las noches durante los conciertos. Creo que lo nuestro es algo más real. Pero si tuviera que escoger un personaje para interpretarlo en una película o en una obra de teatro, sería Scarface 2, sólo que reemplazaría la cocaína por la marihuana, porque fumo marihuana como loco.”

A pesar de todos los logros de Ian Brown, aún no ha considerado el retiro como opción. “Amo la música, creo es algo sublime para mí, ¿sabes? No puedo pensar en nada mejor que hacer, que música. No te cansas de ella... puedes observar una pintura, ir al cine o al teatro y va a estar ahí. La música esta en el aire. No importa si hablas o no el mismo idioma puedes sentirla.”

La desintegración de The Stone Roses, trajo consigo la separación de Brown y Squire, quienes fueron amigos desde 1969 hasta el otoño del 1996. A casi una década de lo ocurrido, el distanciamiento entre ambos se interrumpió en una sola ocasión: cuando el vocalista recibió una carta de su ex amigo mientras permanecía en prisión, en 1998. Se habla mucho de cómo se responsabilizan el uno al otro por el destino de The Stone Roses. Pero para Ian Brown la historia del grupo puede resumirse así: “Salimos de la nada del norte de Inglaterra, donde hace frío y llueve todos los días. De cuando (en los noventa) el gobierno quería acabar con las comunidades de esa región, cerrando todas las minas y las fábricas. Conseguimos traspasar esas fronteras y llegar a todo el mundo y me alegra que hayamos logrado eso. Pienso que fue genial. Para mí significa un gran triunfo.”


La entrevista con Ian Brown fue publicada en La Pared, sección de espectáculos de El Universal.

martes, abril 05, 2005

Crónica de la visita de Carl Barat a México





Carl Barat en México

Cuatro días con un Libertine y Alan McGee
Por Anna Stephens

La historia de Carl Barat (vocalista y guitarrista), Pete Doherty (vocalista y guitarrista), John Hassall (bajista) y Gary Powell (baterista) no hubiera sido la misma sin la ayuda de la prensa del Reino Unido. The Libertines han sido durante más de dos años, lo que el té para los británicos: una tradición diaria. Los desenfadados estilos de vida y enfrentamientos entre ambos vocalistas eran el agasajo de los medios, lo sensacionalista.

La historia del grupo se remonta a finales de los años noventa y siempre gira en torno a los vocalistas. Carl Barat intentaba conquistar a la hermana de Pete Doherty mientras estudiaban en la Brunel University. Ella es quien presenta a Carl con Pete, quien resultó interesado en la hermana del otro. No se sabe si finalmente lograron sus objetivos amorosos, pero ambos fundaron un grupo en 1996 y una vez integrados Gary y John en el 2001, se convierten formalmente en The Libertines.

Editan “I Get Along”, un EP que incluye cinco canciones, dos de ellas producidas por Mick Jones (ex The Clash), otro par por Bernard Butler (ex Suede) y la restante por ellos mismos. En octubre del 2002 se lanza “Up the Bracket”, primer LP del cuarteto. El álbum los convierte en una banda de culto en Inglaterra. Sus presentaciones son arregladas por internet y al finalizar su set el grupo invita a sus fans a sus departamentos a seguir la fiesta. La fama crece y en 2003 son nombrados el mejor nuevo grupo según la revista NME y mejor banda del momento en Gran Bretaña según el periódico The Guardian.

La dependencia de Pete Doherty a las drogas lo hace incapaz de presentarse en uno de los conciertos de la gira europea del grupo. Al sentirse desplazado, Doherty funda en junio “Libertines” una banda rival que cambiaría de nombre a “Babyshambles”. En julio roba una lap top y una guitarra antigua del departamento de Carl, su sentencia de seis meses se reduce a dos y en septiembre Barat recibe a su amigo a su salida de la cárcel.
El año pasado se lanzó el álbum homónimo. Todas y cada una de las canciones reflejan la relación entre Carl y Pete; se dice que Mick Jones tuvo que contratar a un par de guardaespaldas que calmaran los ánimos explosivos entre ambos vocalistas durante la grabación del disco.

De mayo a junio del 2004 el estatus de Peter en The Libs era inestable. Sus hospedajes en varios centros de desintoxicación en Inglaterra y en el monasterio de Thamrabok en Tailandia son insuficientes para liberarlo de su adicción a la heroína y cocaína. The Libs emprenden una gira por el Reino Unido y Estados Unidos con Anthony Rossomando en reemplazo temporal de Doherty.

La prensa amarillista tiene mucho material para satisfacer su morbo: que sí Barat corrió a Doherty debido a su adicción, que si Pete ya no consume drogas y regresa al cuarteto, que si Alan McGee (manager) planeó el complot en su contra, que Doherty siempre sí se casa con Kate Moss, que tanto Pete como Carl son bisexuales, etc. Los chismes pueden encontrarse por cientos en la red y foros de discusión dedicados al grupo, pero ¿dónde queda la música?.

Definitivamente, el segundo álbum homónimo de los de Londres es tan crudo como su propia realidad y justo cuando se esperaba que se consagraran a nivel internacional este 2005, en el otoño del año pasado Carl Barat, Gary Powell y John Hassall decidieron tomar un receso indefinido de sí mismos. Pete Doherty se dedica a Babyshambles, su nueva banda; John Hassall con Yeti, su nuevo grupo; Gary Powell descansa... ¿y Carl Barat?

Carl Barat declaró el año pasado en una entrevista para una estación de radio su plan de venir a México a promocionar el lanzamiento de “The Libertines” y pinchar discos. La noticia parecía tan sólo una declaración cortés, pero navegando en el site de Noiselab, esto se confirmó a finales de marzo: Carl Barat y Alan McGee estarían pinchando discos en el DF el 6 y 9 de abril.

El peor error de mi carrera es mi ex esposa: Alan McGee.
Una vez confirmada la entrevista para La Mosca, llegué al medio día al hotel en la Condesa en donde se hospedaban Barat y McGee. Pedí orientación en la recepción, nadie sabía a quiénes me refería y no había rastro alguno de los representantes de su disquera. El recepcionista me pidió que esperara en el lobby mientras me ayudaba a resolver mi situación. Tal vez me había equivocado de dirección u hora, tenía algunos minutos más para tomar un taxi e ir a donde debía estar llegando en ese momento. Justo cuando iba a llamar a su disquera para corroborar los datos, aparece Carl Barat vestido completamente de negro, bajo un sol de 27°C. Estaba en el lugar indicado. Un mesero se acerca a decirme que las entrevistas se están haciendo en la terraza.

Subí por lo que parecía el elevador más claustrofóbico que existía, tan sólo cabían 2 personas cómodamente. Mr. McGee y Mr. Barat respondían las preguntas de dos reporteras por separado. Tendría que esperar mi turno. El sol era insoportable. Una charla con su representante en México, un poco de agua con hielo y el sol seguía castigando. Carl termina la entrevista y como niño hiperactivo se dedica a bajar a su habitación, regresar a la terraza, encender un cigarrillo, caminar, asomarse a la calle, platicar con Mario (su tutor y guardián en México), beber un poco, regresar al cuarto por su guitarra, hablar por teléfono, regresar a su habitación y volver con un par de guantes de box para molestar a McGee quien sigue en la entrevista, de nuevo bajar y cambiarse la playera negra por una camisa blanca. Así estuvo durante casi treinta minutos.

Alan McGee es paciente con Carl, responde a sus bromas y las comparte con la reportera. Alan es un tipo de cuarenta y cuatro años de edad nacido en Glasgow, alto, aunque un poco encorvado, esbelto, de ojos azules, cabello pelirrojo casi anaranjado a rape, pecoso y más blanco que una hoja de papel bond. Decidido a no vivir comúnmente y ser rico fundó Creation Records, una compañía disquera independiente que en los noventa cosechó grandes frutos. Entre sus joyitas personales está el haber descubierto a Oasis y firmar a Primal Scream, aunque lamenta no haber sido el primero en firmar a The Arcade Fire. Actualmente dirige Poptones, disquera que él mismo fundó después de abandonar Creation y regularmente presenta Death Disco (DJ Set) en Inglaterra.

La reportera termina sus preguntas y me piden que aguarde un momento más mientras que McGee se desentume. Finalmente todo esta listo. El autonombrado Presidente del Pop piensa muy bien sus respuestas y observa con atención a su alrededor, tal vez en espera de la siguiente fechoría de Carl.

Antes que nada la aclaración.
“Ya no soy el Presidente del Pop (Risas). Estaba drogado cuando dije eso. Ya no me drogo, pero sigo siendo el presidente de mi mismo.”

¿Qué es Death Disco?
“Death disco es uno de los clubes de moda en Londres, junto con Dirty Pretty Things, del cual Carl es dueño y The Queens of Noise y los DJ’s son Oakenfold, Paul Van Dyke, y yo hago lo mío en Death Disco.”

¿Qué extrañas más de Creation Records?
“Bueno Creation Records, también era Creation Management, Creation Songs, Creation Studios. Yo sólo me separé de Creation Records, pero todavía soy dueño de todo lo demás, por ejemplo Creation Management tiene a The Libertines, The Kills, Mogwai y otros grupos pocos conocidos fuera del Reino Unido. Con Creation Songs publiqué los cinco primeros álbumes de Oasis, más Primal Scream, etc. Creation Records sigue sin mí, ahora me dedico a mi nueva compañía disquera: Poptones .”

¿Cuál es la diferencia entre Poptones y Creation?
“Mi única ambición cuando la fundé es que no fuese como Creation Records y básicamente la diferencia son los cuatro empleados de Portones contra noventa y siete de Creation... (Risas). Poptones es más punk, tenemos a The Others, The Paddingtones. The Special Needs... Es un sello más punk. Creation era más una compañía de management.”

¿Poptones alcanzó ya su objetivo?
“No, aún no. Probablemente el próximo año. Tenemos muchas bandas prometedoras. Vendí un millón de copias con The Hives, por ejemplo y eso es grandioso, ¿sabes? No creo que actualmente la gente piense que Poptones es un buen sello y me pasó con Creation durante diez años... mi primer número uno fue con “Some Might Say” de Oasis y antes me decían que mi compañía era una basura, que era retro aún teniendo a grupos como Primal Scream, Jesus & Mary Chain, Sugar, My Bloody Valentine, Super Furry Animals... y todos me decían que era una cuestión de suerte ¿cómo podría ser eso? Eso es más que suerte. Nunca obtuve el crédito que merecía y no quiero ser arrogante ni pretender que soy un genio, porque no lo soy. El destino decía que yo debía ser electricista, eso era lo que mis padres querían para mí. Pero yo sentía que era bueno en escoger grupos de pop y la fama llegó a mi cuando encontré a Oasis. Era interesante en los noventa, pero no me divertía ser famoso. Decidí hacer esto para comprar más discos y no tener un trabajo común.”

¿Qué necesita una banda para ser firmada por Poptones?
“Que me gusten.”

Ser una banda indie se ha convertido en parte del mainstream
“Si. Oasis fue una banda de rock indie que vendió 15 millones de discos y sin ser la culpa de Oasis, cuando se convierten en algo tan masivo hay un daño al producto. Después de Oasis llegan The Libertines y reinventan la escena. A todas las bandas les llega su tiempo.”

¿Qué opinas de la industria de la música en la actualidad?
“Creo que Apple ha reinventado a la industria increíblemente con IPod. Como no se había hecho en por lo menos diez años. Creo que va a lograr que la música sea más popular y crezca, por la capacidad de Ipod, se escuchará más música en comparación con lo que puedes hacer con un CD, que te limita. Por el momento no recomendaría fundar un sello porque hay muchos cambios en la industria y no se tiene la certeza del rumbo que tomarán.”

¿Crees volver a encontrar una banda como Oasis?
“Si hablamos de números probablemente no, pero si hablamos de trascendencia... tener a Peter es más significativo de lo que Oasis será porque ha sacudido a toda la Gran Bretaña. Oasis fue un momento, un disco inspirador, pero tan solo en Inglaterra hay cientos bandas inspiradas en The Libertines o que decidieron formar una por ellos. Peter aún no entiende la importancia de esa banda. The Libertines eventualmente se reunirán. Peter se recuperará. Courtney Love estaba peor que Peter y salió adelante.”

¿Qué opinas de Oasis?
“Sus primeros dos discos son los mejores y no creo que puedan superarlos. Pero creo que Liam es todavía una gran estrella de rock y Noel es un gran compositor y tal vez el problema es que en muchos aspectos no han sido tan constantes como lo eran en esos días. Su nuevo sencillo esta bien. Espero que sea un buen disco.”

¿Las experiencias con Oasis te cambiaron?
“Si, probablemente me hicieron un ser humano más pacífico y me convirtieron en una persona sobria (Risas).”

Carl se acerca, en esta ocasión tocando la guitarra para escuchar un poco de la charla. Le pregunto a McGee ¿cuál ha sido el error que más ha lamentado de su carrera? El ya acostumbrado silencio, roto por una tremenda carcajada. ¿Le habrá afectado el sol? Carl tampoco entiende lo que pasa. Se repone un poco y responde que su primer esposa. Las risas de los tres explotan y Carl me mira con un gesto que confirma lo dicho por Alan, después se retira y la entrevista continúa. Al final el escocés declara su confianza en que Pete Doherty se recupere y The Libertines vuelvan en forma a México a presentarse en vivo. Demasiada fe y esperanza en Doherty, quien ha declarado que McGee es un monstruo.

No quedarme sentado esperando a Peter: Carl Barat.
Después de ir y venir de un lado a otro, comienza la entrevista con Carl Barat. El originario de Basingstoke, Inglaterra es delgado, pero con un poco de panza chelera, de ojos azul-verdosos y cabello negro. Enciende un cigarrillo que hace evidente la terrible condición dental que sufre y se acomoda el micrófono en la camisa abierta a la mitad. La cruda del doble vaciado del servibar a su llegada la noche anterior, es indiscutible. A diferencia de su manager, Carl responde las preguntas inmediatamente, tal y como las siente en el momento y su momento es de ansiedad. No deja de rascarse la parte interna del codo del brazo izquierdo (de por sí ya irritado), enciende un cigarrillo tras otro y se mueve constantemente, lo que provocó que el micrófono se le cayera un par de veces. Comienza la charla hablando de México. “He escuchado que el público es apasionado y entusiasta, como son los latinos.”

¿No es raro que esté el solo promocionando a un grupo en receso indefinido? “Sí, me engañaron. Me dijeron que venía de vacaciones y resulta que no. Al llegar me informan que haría un DJ Set, una tocada, entrevistas, radio, firma de autógrafos. Definitivamente el lugar más cómodo del mundo para mí es con una banda. Aunque no es la primera vez que pincho discos lo he hecho en Dirty Pretty Things, pero sigo sintiéndome raro. Pongo lo que está de moda en Inglaterra y clásicos. No soy como Fatboy Slim, sólo me dedico a poner discos.¿Pero dónde quedan mis vacaciones? Me preocupa tocar porque mi voz no ha estado muy bien en estos días.

¿Cuál fue la razón que los motivo a separarse por un tiempo?
Creo que hubiera sido injusto para Peter seguir tocando sin él y decidimos esperar a que se mejore. El estatus de la banda es que cada quien hace lo suyo. ¿Yeti? John es un buen compositor y cantante pero no es mi tipo de música, aunque admiro los esfuerzos de John por sacar adelante su grupo. El tiempo dirá. ¿Babyshambles? Sin comentarios. Sigo en contacto con todos ellos, menos con Peter. Volveré a hablar con él cuando deje el crack. Probablemente la primer y última canciones del álbum son las que mejor representan a The Libertines en este momento.”

Refiriéndome a la canción “What Katie Did?”, que fue lo que hizo Katie que se mantiene en misterio. Su respuesta era obvia: “No quieres saber, en realidad no lo quieres saber. La canción es una metáfora sobre el libro del mismo título. La secuela es “What Katie Did Next?”

Bueno Carl, esa secuela es una canción de los Babyshambles.
“¿En serio? ¡Qué cabrones! Alan debe saber al respecto, él siempre esta metido en Internet.”

¿Esperaban obtener tanta fama con este segundo álbum?
“No pensaba en eso. Fueron momentos tan tensos que eso era lo último en que hubiese pensado. Sólo grabar el disco, terminarlo y ya. Fue muy difícil. Hacerlo y tenerlo listo era lo que más que queríamos No escucho lo que grabamos porque trato de seguir adelante y componer música nueva. No necesito escucharlos.”

Supongo que debe haber muchas canciones escritas con Doherty ¿qué pasará con ellas?
“Bueno, algunas las grabamos otras no y es muy probable que sean parte de otro disco de The Libertines.”

Carl Barat siempre ha declarado que su objetivo era crear una comunidad con la música de The Libertines. Lo ha logrado con alcances globales. “Todos tienen la libertad de ser escuchados y la confianza de formar parte de esa comunidad. La gente se dio cuenta de que pueden hacerlo una vez que The Libertines puso a funcionar es maquinaria, lo que es un honor para nosotros. No sé si seamos una banda de culto. Depende de la definición de cada persona. Creo que tiene mucho que ver con que estés en contacto con la gente, preocuparte por ella y escucharla y llevar esas experiencias a la música. Ser sinceros. Internet es una de las fortalezas de esa comunidad, nosotros emergimos a través de ese medio. Antes había un mecanismo que te impedía sobresalir, pero todo se refiere a una comunidad ¿cierto? Te hace crecer, te fortalece. Aunque yo no uso Internet reconozco el poder que ha tenido de darle a la gente una voz, de comunicarse.”

La historia cuenta que varias relaciones tormentosas como la de Doherty y Barat no han terminado nada bien, al menos no para la música. “No creo que sea nuestro caso y si es así, yo sería el John Squire por ser el guitarrista. No se mucho de esa relación, pero debe haber mucho dolor, rencor y enojo. Yo me siento así, pero después pienso en las razones por las cuales debe regresar (Peter). Por el momento tengo que hacer este nuevo álbum y probarme como solista. Escribir canciones. No creo presentarme en vivo solo, eso me lo imagino más con una banda. Probablemente forme un nuevo grupo, sólo para sacar un nuevo disco. No quedarme sentado esperando a Peter... seguir el ejemplo de John.”

Siendo una banda tan conflictiva y explosiva debe haber un factor que los una para soportarse unos a otros y seguir juntos ¿Qué se requiere para ser un Libertine? “Amar la vida y todo el dolor y la frustración que esto conlleva. No es fácil definir un solo elemento que se necesite para ser un Libertine. No hemos alcanzado la felicidad como grupo, pero no creo que alguna banda lo haya logrado. Me siento feliz cuando estoy con ellos en el escenario. En cierto sentido me siento liberado porque hemos hecho lo que hemos querido, pero aprendes que con tantas ambiciones a nivel personal nunca vas a sentirte completamente liberado porque siempre habrá algo que te falte por hacer. Creo que hay muchas personas en esta posición.”

La pregunta es si acaso sin la ayuda de la prensa el grupo hubiese sido igual de famoso. “Bueno, es igual a lo que han hecho con The Strokes o The White Stripes o Jimmy Hendrix en los sesenta, sin la atención de los medios no existirían. Así que sí ha sido fundamental. No hablo de los tabloides, los tabloides son irresponsables. Publicaciones como NME son peligrosas, te pueden destruir en un segundo. No hay muchas mentiras respecto a nosotros en la prensa, pero los periodistas sólo toman una parte de la realidad. No me interesa responder a las declaraciones de Peter porque no me interesa entretenerlos (a la prensa) con eso. No necesito que mis opiniones y lo que yo sé que pasa con nosotros sea publicado o aparezca en foros. Me apego a mi paciencia y fe. Me he acostumbrado a hablar de Peter pero en otro sentido. Creo que esa parte de mi vida nunca cambiará.”

Le pido su opinión sobre el uso de su música como tema para un comercial de desodorantes. Sin creerlo me pide que le repita la pregunta, después responde: “¡Qué extraño! No me interesa comercializar con ese tipo de cosas. Es chistoso. ¿Por lo menos el desodorante es bueno? Creo que compraré algunos para probarlos. (Risas)¡Qué raro! Generalmente este tipo de cosas las consultan primero con el grupo. En Inglaterra los Dandy Warhols dieron permiso a Vodaphone de que utilizaran “Bohemian Like You” y después de eso, la canción se convirtió en un éxito.”

Llama a Alan para que le platique sobre el asunto Axe. McGee decide actuar y llama por celular a su oficina en Inglaterra para que investiguen si se pidió permiso y si se pagan regalías por el uso de la canción.

¿Actualmente cuál es la banda que más te emociona?
“Me gusta lo que están haciendo los Kaiser Chiefs. Ese tipo de canciones como himnos, me gustan.”

Finalmente, ¿cómo te gustaría que fuesen recordados The Libertines?
“Me es suficiente con que seamos recordados. Sería bueno que nuestra música se convierta en parte de la vida de alguien. Tal vez que hayamos logrado con nuestras canciones liberar a alguien sería demasiado pedir, pero uno nunca sabe…”

La entrevista termina. El vocalista le pide a Mario que lo lleve a comer. Todos desalojamos la terraza. Carl, Alan y yo en el elevador claustrofóbico platicando, amenamente acompañados por la guitarra de Barat y sus dudas sobre su aspecto físico “No creo tener rasgos españoles ¿o sí? Mucha gente me pregunta si mi familia es de allá”. Y trata de decir algunas cosas en español: “¿Dónde esta el matador? ¿Dónde esta torero?” Pasan un par de minutos y el elevador no baja. Nadie había apretado botón alguno. Una vez en el lobby, la promesa de vernos al día siguiente en el Hard Rock Live.

El Artista no pincha discos
El Hard Rock Live ni medio lleno ni medio vacío. Podías ir y venir de la barra sin mayor problema. Eso sí, frente al escenario nadie dejaba su lugar. Rulo fue el primer DJ en amenizar la noche con una buena selección de música, después fue el turno de Los Fancy Free, quienes se dedicaron a confundir a la gente gracias al “happening” de Martín Tulin. Alan McGee se presenta en el escenario ante lo que fue una bienvenida muy calurosa. Su Death Disco incluyó canciones de The Beatles, Oasis, Blur, The Rolling Stones, The Libertines, Scissor Sisters, entre otros. Alan cantaba las canciones como si fuesen suyas y alentaba a la gente a hacer lo mismo. Después de una hora de set, McGee se despide para dar paso al set de Carl Barat, anunciado con “Can’t Stand Me Now”. Basta con que la silueta de Carl apenas se vislumbre para que papeles, celulares, plumas, gorras, playeras, tenis, sudaderas, boletos, credenciales y cuanto objeto sea autografiable le sea extendido. Mario calma un poco las cosas entre el público y la seguridad del lugar. Alan McGee regresa al escenario para continuar pinchando discos mientras que Carl firma todo cuanto se le pone enfrente dándose algunos minutos para decirle a Alan qué canciones poner, autorretratarse con celulares, abrazar a quienes lo alcanzan y platicar con quienes le hablan a gritos. Así transcurrió la noche en el lugar. Lo que se suponía iba a ser un DJ Set libertino se convirtió en una firma de autógrafos nocturna con McGee pinchando discos. Carl toma el micrófono para agradecer la recepción que se le ha dado en México, por lo que promete regresar pronto, dando fin a la noche en el Hard Rock Live.

En backstage a Barat se le ve tranquilo, platicando y brindando con todos. Alan me platica que el asunto con Axe se resolvió y que efectivamente les están pagando regalías. Después de un par de tragos el after es en una casa en la Roma. Mario viaja con McGee y Barat en una camioneta Su representante en México viaja en otro coche preocupado porque “El Artista” (como fue bautizado a partir de esa noche Barat) haya subido a la camioneta y es que después de sus intentos por salirse del hotel sin que nadie se diera cuenta habría que estar al pendiente.

Conseguir drogas en Londres es casi tan fácil como comprarlas en Ámsterdam: Carl Barat.
El departamento era pequeño y las quince personas que estábamos ahí logramos acomodarnos ya fuese en el comedor, la sala, el piso o la cocina. El Artista pasó varios minutos metido en la cocina y luego recluido en un cuarto. Apareció para servirse un trago y platicar un poco sobre Placebo y las drogas en Ámsterdam.

Después de darle una breve reseña del éxito del trío en nuestro país, Carl me comenta que no le gusta la música de Placebo y que sólo conoce “Nancy Boy”. “Placebo en Europa son una banda de culto pero casi pasan desapercibidos. Se están hospedando en el mismo hotel que nosotros (McGee y yo) y ayer estuvimos platicando y bebiendo un poco con ellos. La primera vez que los conocí, estábamos todos tranquilos platicando y bebiendo en una fiesta en un departamento en Londres y de la nada se aparece Brian Molko con mucho rimel, gritando como histérico (imitación incluida): ‘¿Dónde están mis cigarros? ¿Quién se robó mis cigarros? ¡Nadie sale de aquí hasta que los encuentre!’. Así pasó varios minutos gritando y preguntándoles a todos hasta que el pendejo se dio cuenta de que los traía en la bolsa de su chaqueta. Pero ayer estuve con ellos en la noche y me contaron que iban a ir a las pirámides mañana... ¿Oye Mario cuándo vamos a ir nosotros a las pirámides?” Mario responde que el domingo. “Nunca he probado el peyote, pero me gustaría. No me gusta la marihuana. Conseguir drogas en Londres es casi tan fácil como comprarlas en Ámsterdam, son incluso mejores. Dicen que en Ámsterdam las compras como si fuese cualquier dulce, es cierto, pero son mejores las de Londres.”

El Artista bebe mezcal y baila “Hey Ya”
Al día siguiente El Artista llega a una entrevista en una estación de radio con una botella de mezcal y lo primero que pide después de saludar son vasos. Sentado en la sala de espera pregunta quién quiere beber y comienza a servir antes de pasar a la cabina una vez terminada la entrevista con Jamie Stewart y Cara, integrantes de Xiu Xiu. El Artista hace lo suyo: firma autógrafos, se saca fotos y enciende cigarrillos.

“Oye no te he visto beber...” Carl pone en mi cara un vaso con mezcal. “Claro que sí, ayer estuvimos haciendo eso” le respondo. “Pero no has bebido igual que yo.” El vaso sigue en frente de mi cara. “Tú primero, tú eres el invitado”, le contesto. Mr. Barat bebe “de hidalgo” el mezcal y de inmediato me sirve. Mi primer encuentro con el mezcal no fue tan doloroso como yo creía, al menos no en ese momento.

Alan y Carl entran a cabina a cumplir con la entrevista. Durante la misma quien sufre las consecuencias de su ansiedad es mi celular, Carl me lo arrebata y trata sin éxito de hablar por teléfono y ganar en el juego de la viborita. Después de burlarme de él, recupero mi celular y saca el suyo para presumir los juegos. La charla al aire sigue sin que Barat se inmute de que le hicieran una pregunta o del ruido que hace su teléfono.

La fiesta hoy es en la terraza de un hotel de Polanco. Decenas de yuppies, algunos integrantes de Molotov, Los Fancy Free, Xiu Xiu, promotores, gente de radio. La recepción corre a cargo de El Artista quien está sentado junto al jacuzzi con Mario y una admiradora. La invitación de Carl a usar el jacuzzi es casi inmediata. Ante su insistencia es mejor dejarlo con su admiradora, quien no deja de sonreírle y sacarle fotos a cada centímetro de la piel del Libertine. Más adelante está Alan McGee pinchando discos, casi el mismo DJ Set que en el Hard Rock Live. Una vez terminado su turno Alan se acerca y comparte un poco de vino blanco. Es lo único que toma: vino y algo de cerveza.
Aburridos Carl y Jamie Stewart (Xiu Xiu) deciden verificar el estado de los aparatos del gimnasio. Con toda la indumentaria de estrellas de rock ambos vocalistas se suben a su respectiva caminadora. Ninguno de los dos se inmuta ante la mirada y risas de todos, estaban concentrados únicamente en ejercitar sus cuerpos hasta que un guardia de seguridad del hotel les pidió que se bajaran.

El aburrimiento de Carl se convierte en desesperación y acepta gustosamente la invitación a una fiesta más animada y privada en un departamento a dos cuadras de donde nos encontrábamos. Pide permiso a su disquera en México y una vez conseguida la autorización, solicita ir por su guitarra o conseguir una para tocar allá, sin embargo su petición no es satisfecha. Mario se encarga de nuevo de que tanto Barat como McGee suban a la camioneta. En fila india cinco coches salen del lugar a la una de la mañana aproximadamente.

Lo primero que hace Barat una vez que llega al departamento es poner música. Obviamente: The Clash. Después se traslada a la cocina y se refugia ahí la mayor parte de la madrugada con una morena con la que platicaba en el hotel y quien no lo deja ni un momento solo. Eventualmente El Artista regresa a la sala a poner música, conseguir un cigarro y platicar un poco (sólo cuando su admiradora lo deja). Ya casi amaneciendo suena “Enjoy the Silence”, Carl canta y baila un poco, mientras que la morena trata de que la abrace. Sigue algo de The Coral y Franz Ferdinand, después “Hey Ya” de Outkast, canción que prende al vocalista quien la bailó y cantó completa.

Xiu Xiu intentan sobrevivir a su primer borrachera en México. Cara recibe la invitación de Alan para tocar el bajo mañana durante el concierto de Carl Barat, después de su presentación en el Fuzz Club. Nerviosa y emocionada, Cara rechaza la invitación “porque es una gran compromiso el que te lo pida Alan McGee y la verdad no creo poder hacerlo bien, me siento muy apenada”, pero promete ir al Pasagüero a ver tocar a Carl.

Ante la falta de vino, McGee bebe refresco y baila con todos, hasta que anuncia su partida cerca de las 5:30 de la mañana. Barat protesta: “Oh... Bloody Scottish!”. Alan se asegura de que estemos esa noche en el Pasagüero, apuntándonos en su lista de invitados. La fiesta termina con el dueño del departamento levantándose en ropa interior de su cama para apagar el estéreo y gritar que ya todo se había acabado. Corridos de la mejor fiesta en lo que va del año, sólo nos quedaba ir a dormir un poco.

El debut solista de Carl Barat en vivo
El Pasagüero lleno. Era la primera vez que Carl Barat tocaba sin The Libs después de su separación. Cámaras de foto y video y grabadoras de mano. El lugar era un baño de vapor. DJ Negro, DJ Koggi y Sonido Lasser Drakar animaron a los asistentes antes de Death Disco de McGee. Alan varió un poco más su set en comparación con el del Hard Rock Live. Hubo más The Smiths, Morrissey, Graham Coxon, New Order y The Libertines. Detrás de las tornamesas una batería. Todo el escenario cercado por una barda de metal de poco más de un metro y al fondo una pantalla proyectando el DVD “Boys in the Band”. Alan se veía mucho más cómodo y contento que en el Hard Rock. Compartió vino con los de las primeras filas y una vez acabada la botella la aventaba hacia atrás mientras llegaba la otra. Se despidió con una gran ovación.

El escenario quedaba poco a poco listo para Carl Barat y Carlos Icaza (baterista de Los Fancy Free), quienes hicieron acto de presencia media hora antes del cierre de la barra del Pasagüero. La historia fue casi la misma. En cuanto Carl Barat pisó el escenario toda clase de objetos se acercaban a él como imán esperando un autógrafo. Carl repartió algunos cuantos y se dedicó a tocar. “Can’t Stand Me Now” (sin cantar los coros de Doherty), “What A Waster”, “The Boy Looked At Johnny” y “I Get Along” fueron algunas de las canciones que interpretó. De nuevo agradeciendo el inesperado recibimiento en México se despidió para atender una entrevista en backstage, que fue dividido tan sólo por una gran pared de madera. La gente se acercó ahí tratando en vano de llamar la atención de Alan y Carl para conseguir una firma. Carl atendía a la prensa y Alan regresó al escenario a poner un poco más de música. Con el lugar un poco más despejado, Barat salió a tomarse un par de fotos, platicar con sus fans y firmar autógrafos... El Artista.

El billar, la batería y las groupies
Carl quiere fiesta y se arregla ir a una residencia en Jardines del Pedregal. “¿Vienes con nosotros?”, me pregunta. Eran las 3:30 de la madrugada y aunque ya había recuperado un poco mi voz, el dolor de garganta que padecía desde días atrás se transformaba en una laringitis severa, asistida por gripa. El cansancio también comenzaba a hacer de las suyas. “Sí, nos vemos allá”, le respondí. Encontramos el lugar después de veinte minutos de estar perdidas. Ya entrada la madrugada éramos alrededor de quince personas en el lugar.

Ahí había una mesa de billar, una batería, un órgano, la barra, un par de sillones y mesas. De nuevo Carl pasó un rato en el baño y después se dispuso a jugar billar con un reportero de NME. Barat observaba los tiros de su contendiente desde la batería. Cantaba todo cuanto se escuchaba en una Ipod conectada al estéreo. Se veía feliz, disfrutando la madrugada del domingo a pesar de que una groupie lo acosaba constantemente abrazándolo y diciéndole cosas al oído.

En la barra estaban sentadas otras tres quienes a gritos demandaban la presencia de Mario. Una vez calmadas por él, Mario regresa con Carl. Alan pregunta: “Sí vas a ir con nosotros a las pirámides, ¿verdad?.” Veo el reloj. Eran las seis de la mañana. El cielo cambiaba de negro a azul. El efecto vampiro fue inteligentemente evadido por una de las admiradoras de Barat, quien como resorte se levantó de su silla a cerrar persianas. Mientras tanto el vocalista charla con la comunidad NME en la mesa de enfrente.

“¡Carlos!” un grito de auxilio proviene de la barra. Una de las groupies demandaba ahora la presencia de Mr. Barat. Él sigue en lo suyo: sacándose fotos. Aparentemente no escuchó que una mujer desesperada lo necesitaba. Los gritos se multiplican. El trío de groupies continúan berreando por más de quince minutos. Todos las miramos esperando que en algún momento dejen de arruinar la fiesta. La paciencia de Mario y Alan se agota por lo que se acercan a platicar con ellas tratando en vano de callarlas. Carl aprovecha el momento para ir al baño, a su regreso una valla humana de una mujer extremadamente flaca bloquea su camino hacia la mesa NME. Como todo un caballero inglés Mr. Barat le pide hacerse a un lado y dejarlo pasar. Ella lo abraza y le dice cosas al oído que más que agradarle, lo desesperan. Al ver que la mujer no desistirá en su intento por tenerlo junto a ella, Carl trata de hacerla a un lado. Ella insiste. La tensión. Todos observamos lo que sucede. De nuevo la groupie lo abraza y le habla al oído. “Fuck off! Bitch!” El Libertine se quita a la groupie de encima y la empuja gritándole ahora en español: “¡Pendeja! ¡Estúpida! ¡Puta!” Ella regresa a su asiento en la barra muy cerca de nuestra mesa y le responde de la misma manera: ¡Idiota! ¡Estúpido! Él se sienta en nuestra mesa molesto y un poco apenado por lo sucedido. “Debiste haber hecho eso desde hace mucho”, le comento a Carl. Sí lo sé, me contesta y voltea para responder a las continuas agresiones de ella.

Ya más tranquilo, Carl juega otra de sus bromas conmigo afirmando que yo había besado a Alan en la fiesta de Polanco. La broma sigue hasta que Alan le aclara al vocalista que no era cierto. La ansiedad del Libertine vuelve a hacer de las suyas tomando como víctima a mi amiga, quien platica con él mientras este juega con las medias de red rosas que ella viste.

Son casi las ocho de la mañana del domingo y el dueño de la casa solicita que desalojemos el lugar. Carl baila Queen al estilo lambada con la groupie a la que momentos antes le gritaba. Todos salimos. Alguien le muestra Mr. Barat la primera plana del Reforma en donde se informa sobre la boda de Camilla y Carlos. Su reacción es obvia. Sube rápidamente a la camioneta evitando el acoso sus admiradoras que preguntan insistentemente el destino del automóvil. Alan pretende no saber a dónde se dirigen. El plan es ir a dormir un poco al hotel para salir al medio día a las pirámides. Cada quien sigue su camino.

El reencuentro
La Ciudad de México despierta y el sol vuelve a castigar. Mi estado de salud no podía ser peor. Una hora después, una llamada para invitarnos a seguir la fiesta en el hotel. Al parecer los planes de dormir han cambiado. Alan, Carl y sus groupies siguen festejando. La invitación es rechazada pero el plan de ir a las pirámides sigue en pie, hasta que más tarde nos informan que ya no será posible porque Alan está dormido y El Artista se encerró repentinamente en su cuarto sin responder a la puerta o al teléfono. Días después me enteraría de que para no dejar de cumplir con los códigos de comportamiento de toda estrella de rock, Carl Barat destruyó la pared de su habitación.

Ya en la tarde el vocalista da una vuelta por Paseo de la Reforma. El avión que los llevará de vuelta a Londres saldría el lunes. El Libertine debía regresar a componer canciones para cumplir con el contrato de grabar un disco como solista.

Durante los días de convivencia con Carl era inevitable percibir la melancolía que siente por su amigo. Semanas más tarde se anunciaba en el Reino Unido que Carl Barat y Pete Doherty se encontraron en un pub en Londres y se pusieron al tanto de lo que ambos habían estado haciendo recientemente. Las esperanzas de ver reunido al cuarteto renacieron y Alan McGee declaraba la importancia del grupo en México. Más allá de los contratos discográficos y el evidente desgaste emocional, todo lo demás incierto.

¿Qué fue de los likely lads, Carl?
“No lo sé. Tal vez vuelvan.”
La entrevista con Carl Barat fue hecha el martes 5 de abril del 2005 y parte de su contenido fue publicado en la revista La Mosca, en el número de julio del mismo año.

FOTOS DE CARL BARAT EN MÉXICO






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