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martes, agosto 29, 2006

Entrevista Los Dorados

Los Dorados
Por Anna Stephens

Una entrevista es más enriquecedora cuando el personaje que es cuestionado –en este caso tres músicos- charla en un ambiente que no es ajeno a ellos. Carlos Maldonado (contrabajo), Daniel Slotnik (saxofones) y Demián Gálvez (guitarra) son integrantes del cuarteto Los Dorados, quienes dentro de su propia dinámica inician la charla hablando de cuerdas, notas, tonos, grabaciones, solos, DJs, parámetros, sopranos y sonidos (¡Wah, wah!, ¡Wij, wij, wij!), en un café en el centro de Coyoacán, en la ciudad de México.

“¡¿Ya estás grabando?!”.

En alusión a los gatilleros que comandaba el Gral .Francisco Villa, Los Dorados se integraron en el 2003 en Coyoacán, con la motivación de toda persona dedicada a la música: componer algo poco común, de manera colectiva. La diferencia de Los Dorados, radica en el camino que tomó su música, una vez articuladas las influencias de cada integrante: la fusión del jazz y del rock.

Demián Gálvez: “Queríamos alejarnos un poco de toda la solemnidad del jazz. Cada uno de nosotros está involucrado en proyectos alternos que poco tienen que ver con este género, como la música electrónica, el funk, hip hop, rock, experimental, etc. Si la música comunica algo, sin importar el género que toques, tiene que llegarle a la gente. Los momento y movimientos musicales quedan de lado.”

Daniel Slotnik: “Creo que la música de Los Dorados puede estar programada para un festival de jazz a lado de Héctor Infanzón. En realidad hay la idea de que hay ciertas bandas que no se pueden juntar con otras y tiene más que ver con el ego de los músicos, porque sino predispones a la gente a pensar de cierta forma, no hay pedo de nada. Si la Guzmán le abrió a los Stones y no pasó nada, quiere decir que todo se puede y todo es válido en la música. La música de Los Dorados no tiene fronteras o límites.”

Carlos Maldonado: Depende del lugar en el que toquemos es el sentir de Los Dorados. Hay lugares en donde hemos tocado ante un público con playeras de Joy Division, ante roqueros consagrados, ante músicos de jazz. Es una mezcla, no es tan sectario como hablar de partidos políticos. Sería muy aburrido.”

Autocríticos y siempre buscando mejorar sus composiciones, Los Dorados hacen una evaluación entre su primera producción, ‘Vientos del Norte’ y ‘Turbulencia’, el material de estreno, aunque la verdadera fuerza del grupo radica más allá de sus álbumes: en sus presentaciones en vivo.

Demián Gálvez: “El contraste entre ambas producciones, es que ‘Vientos del Norte’ es mucho más acústico, con tendencia al jazz contemporáneo y ‘Turbulencia’ incorpora más elementos electrónicos y del rock, además la experimentación es mucho más arriesgada. Para este disco tuvimos una dinámica de grabación distinta a ‘Vientos del Norte’ desde el estudio hasta los tiempos de producción, ya que el álbum se grabó y se mezcló en 3 días”.

Carlos Maldonado: “A nivel producción, ‘Turbulencia’ fue un proyecto más grande. Es el segundo disco, el que consolida a la banda y lo que implica que tengamos un manager, músico invitado, etc.”

Daniel Slotnik: “La diferencia de escuchar un disco y ver a una banda en vivo, radica en que al disco puedes o no ponerle atención, mientras que si estas en una presentación en vivo, de alguna u otra forma le pones caso a la banda que está tocando, los escuchas. Cambia la percepción de acuerdo a tu entorno.”

Bajo la perspectiva de los caminos a los que puede llevar el jazz a un músico, ¿en qué calle de la ciudad de México se imaginan tocando?

Daniel Slotnik: “En cualquier calle de Coyoacán en cuya esquina esté un puesto de elotes y esquites.”

Carlos Maldonado: “Me gustaría tocar en la catedral sin gente, para así poder conocer el sonido del instrumento dentro de una edificación así.”

Demián Gálvez: “No lo sé… Creo que en cualquier calle en donde pudiera conectar mi guitarra sin problema.”

La entrevista con Los Dorados fue publicada en La Pared, de la sección de Espectáculos del periódico El Universal, el sábado 26 de agosto de 2006.

sábado, agosto 19, 2006

Entrevista Secret Machines

The Secret Machines:
Una banda politizada desde el corazón bíblico de Texas
Entrevista exclusiva con la agrupación que abrió los pasados conciertos de U2 en México.

Por Anna Stephens

En general, los Estados Unidos se han caracterizado-desde sus orígenes mismos- por poseer un fuerte componente religioso inspirado en el protestantismo y el puritanismo. Este hecho es de especial relevancia en el sur, pues ahí las innumerables sectas e iglesias de carácter anticatólico y fundamentalista (baptistas,evangelistas, metodistas, etcétera) encuentran su paraíso. En 1919, la región sur estadounidense se autodenominó “The Bible Belt”: el cinturón bíblico.
El estado de Texas pertenece a dicho cinturón desde el siglo diecinueve. Es la suya una historia conflictiva. Invasiones y batallas legendarias, rancheros fundamentalistas e ideologías ortodoxas sonparte de los pasajes de ese estado norteamericano. Lo árido de Texas se manifiesta en las épicas composiciones de Brandon Curtis, Benjamin Curtis y Josh Garza.
En un ambiente menos demandante e impositivo como puede ser el de Nueva York, The Secret Machines desarrolló su primera producción. Now Here is Nowhere (2004) los colocó dentro de la reducida lista de grupos que todavía apuestan por un contenido letrístico de calidad y un desenvolvimiento musical catártico. En Ten Silver Drops (2006), una nueva y brillante ideología se derrama más allá del cinturón bíblico que los oprimía. The Secret Machines expone mandamientos de ideología esperanzadora para la música.
Han sido calificados como una banda de punk progresivo ¿Qué tan cierto es esto?
Brandon Curtis
: Son dos cosas opuestas. Creo que el punk surge por estar en contra de la música progresiva.
Benjamin Curtis: Sí, pero es algo bueno, porque de otra forma seríamos parte del mainstream, seríamos regresivos, así que prefiero eso. Más allá de usar Converse y ser desaliñados, se trata de la actitud.
Josh Garza: Pienso que tiene que ver más con la mentalidad del punk: “Hacer lo que te corresponde”, pero no tenemos la calidad o el sonido del punk. Lo nuestro es algo más psicodélico.
Brandon Curtis: Muchas personas relacionan al progresivo con la duración de las canciones. A nosotros nos gusta tomarnos el tiempo necesario para escribir y desarrollar una canción para bien o para mal.
Josh Garza: No todas nuestras canciones son largas, solo nos damos el tiempo necesario. A veces las escuchamos y sentimos que son de cuatro minutos, pero vemos la duración y son en realidad de seis. Perdemos la noción del tiempo cuando tocamos o pensamos en lo que hace mejor a una canción y a veces eso significa nueve minutos. Definitivamente no nos sentamos aplanear una canción así de larga.
¿Qué pesa más para ustedes, la música o la letra delas canciones?
Brandon Curtis: Una surge a partir de la otra. Ambas describen un sentimiento, un momento, un pensamiento o lo que sea. En lo personal, creo que la música es la que cuenta.
Benjamin Curtis: El título de nuestro primer álbum, Now Here Is Nowhere, es más bien un juego mental muy sencillo, pero sólo te das cuenta del mismo cuando ves las palabras por escrito, cuando tienes de por medio lo visual. Siento que nuestra música se entrelaza igual. La música y las letras forman una imagen auditiva peculiar, son como piezas de rompecabezas que vas uniendo y constituyen lo que hacemos.
Josh Garza: Para Ten Silver Drops tratamos de hacer cosas diferentes. Retarnos a nosotros mismos como ejecutantes y compositores. Se nota un progreso natural. Es una producción que comunica más. Lo mejor que hemos hecho hasta la fecha.
A pesar de ser una banda que desarrolló su trabajo en Nueva York, ustedes se conocieron dentro del “Cinturón Bíblico”, en Texas.
Josh Garza: ¡Sí! ¡Por eso huimos de ahí!
Brandon Curtis: Benjamin y yo crecimos dentro de una familia muy apegada a la iglesia evangélica. Es una cuestión comunitaria muy obsesiva y anormal, de doble moral, porque la religión no es tomada dentro de un sentido de liberación y festividad para todos; es más bien como cuando las langostas tratan de subir a un peñasco, se empujan unas a otras y toman ventaja. Es un sistema que intenta mantener el status quo y no deja que nadie sobresalga y mantiene a la gente dentro de un parámetro social. Todos basan su fe en una sola interpretación bíblica que controla de manera muy extraña las actividades de las personas: ¿En dónde estuviste el domingo? ¿Por qué no fuiste a misa?
Benjamin Curtis: Es algo muy alejado de lo que debe ser la fe, se ha convertido en un tren sin control que tiene que ver con la política gubernamental. Nuestro presidente es miembro y participante activo de esa comunidad y cuando te das cuenta de cómo está la situación mundial y lo que ha provocado, no le creo que sea por algo bueno o para mejorar las cosas. Creo que la culpa es de los miembros ortodoxos de la iglesia, han tergiversado todo.
Josh Garza: Ese pensamiento ortodoxo tiene ahora sus consecuencias en el muro que están construyendo en la frontera entre ambos países. Es un claro ejemplo de cómo la sociedad norteamericana tiene miedo de mezclarse y abrirse a nuevas formas de pensamiento, lo que ha hecho la vida en las ciudades fronterizas algo muy duro. A nadie le gusta visitar esas ciudades, a menos que sea para divertirse. Eso está mal. No todos entienden las circunstancias de vida de los demás y lo que los empuja a tomar la decisión de salir de su país.
Benjamin Curtis: Muy pocos saben lo que realmente sucede, cómo es que hay muchas personas que mueren o desaparecen en la frontera.
Brandon Curtis: Es absurdo que la respuesta de nuestro gobierno sea la de levantar un muro. ¡Nos aterroriza! Es tu vecino, gente afín a ti y con la que compartes muchas cosas, no sólo una frontera.
Benjamin Curtis: Primero haces todo lo posible por tirar un muro en Europa para después construir otro? ¡Es una pendejada!
¿Son una banda que influye políticamente entre sus seguidores?
Brandon Curtis: Estamos en un nivel de comunicación en el cual tratamos de transmitir a nuestro público sentimientos y sensaciones que van más allá de la política. Pienso que si estas en contacto con tu corazón, si te conoces perfectamente como persona y te conectas con tus emociones, puedes tomar mejores decisiones en ese aspecto, porque todo es mucho más claro. Si no sabes cómo sentirte, si no sabes dónde estas parado y sólo sigues una corriente sin razonarlas cosas que suceden a tu alrededor, no creo que puedas estar muy seguro de tus decisiones políticas o de tu vida en general.
Josh Garza: Nosotros no podemos decirte qué está bien y qué está mal. Eso lo tienes que averiguar por ti mismo y si lo haces, sabes hacia dónde dirigirte. No se trata de decirle a la gente qué hacer o qué pensar...
La entrevista con Secret Machines se publicó en la revista La Mosca

miércoles, agosto 09, 2006

Razorlight

La resaca de la noche anterior
por Anna Stephens

Aunque generalmente bien librada, la resaca es la madre de todas las batallas para todo veinteañero. Para los que se mantienen despiertos toda la noche y atraviesan por la crisis de la segunda mitad de sus veinte, la resaca es un doloroso proceso de renacimiento.

En el 2004, Razorlight presumía su excelente estado físico y emocional en Up All Night. Siempre bajo la sombra de The Libertines y The Strokes, el cuarteto londinense comandado por Johhny Borrell logró hacerse de una buena base de fans y críticas aceptables de aquella primera producción. Un álbum que reprimía mucho la fuerza del grupo en vivo, pero que contenía toda la ferocidad del revival del garage rock. Johnny Borrell, Björn Ågren, Carl Dalemo y Andy Burrows se convirtieron entonces en el lado light de The Libertines y aunque no consiguieron llenar el vacío romántico dejado por Doherty y Barat, se colaron entre los favoritos de cientos de melómanos alrededor del mundo gracias a canciones como “Vice” y “Golden touch”.

Después de un festival Glastonbury, un Live 8 y un millón de copias vendidas, Razorlight enfrenta la resaca de esa noche que duró dos años y presenta un álbum homónimo que parece la producción de unos adultos jóvenes en plena crisis previa a los treinta, llena de contradicciones y cuestionamientos.
Musicalmente, cada canción es retomada de composiciones incluidas en el primer álbum. Una suerte de ley del mínimo esfuerzo o de ‘yo conozco mi fórmula’.

El disco inicia con “In the morning”, que parece retomada de Up All Night y que logra su cometido de esperar el siguiente track. “Who needs love” inicia con el compás de un piano y una lista de preguntas sin resolver de la adolescencia de Borrell: Oh darling, who needs love?/ Who needs the heaven up above?/ Who needs the clouds in the sky?/ Not I/ I’m tired of love/ Yeah, sick of love/ I’ve taken more than enough. Composición poco honesta para una estrella de rock rodeada de privilegios, comodidades y amor, la cual ha contribuido también en proyectos de beneficencia como el disco Help! A Day In The Life (2005).

El disco sigue con “Hold on”, que reaviva el ánimo un poco, para después dejarlo por el suelo con “America”. Sí, la misma historia: There’s nothing on the TV/ Nothing on the radio/ That means that much to me/ All my life/ Watching America. Un encuentro entre los acordes de Counting Crows y las letras de un Bruce Springsteen deprimido. De nuevo, el cuarteto juega con el ánimo del escucha, acelera un poquito el ritmo con “Before I fall to pieces” y lo deja caer en “I can’t stop this feeling I’ve got”. La sorpresa menos grata viene con “Pop song 2006”, un homenaje a “Pop song 89” de R.E.M., en plan de garage rock. Después, la ya conocida “Kirbys House” y “Back to the start”, con una introducción que coquetea con el reggae. Finalmente, se espera que “Los Angeles waltz” cierre el disco con dignidad. Y el esfuerzo es casi aplaudido de no ser porque la composición resulta demasiado larga.

Razorlight va directo a la internacionalización, aunque el proceso de renacimiento por el que atraviesan –como todo grupo en su segundo disco–, no será cosa fácil. Veremos cómo les va después de que se den un baño con agua fría y recuerden todo lo que hicieron la noche anterior.

Razorlight.
Razorlight.
Universal, 2006.
El artículo de Razorlight fue publicado en el número de agosto de la revista Círculo Mixup.

viernes, agosto 04, 2006

Entrevista Guillemots

GUILLEMOTS: UN NIDO MULTICULTURAL
MC LORD MAGRAO, DEL CUARTETO GUILLEMOTS, RELATA SU "VUELO" DE BRASIL A LONDRES
Un guillemot es un ave de cabeza, dorso y alas negras; su torso es blanco y habita en colonias al sur de la Gran Bretaña. La peculiaridad de este animal es que durante el invierno, cambia su cara de negra a blanca. Aunque algunos guillemots son residentes permanentes en sus colonias, otros gustan de emigrar a lugares más cálidos, como California.
Guillemots es una banda integrada en el 2004 en Londres, Inglaterra. Con pocas características comunes a la actual escena inglesa, este cuarteto apuesta por la riqueza multicultural de cada uno de los países de donde provienen. MC Lord Magrao, es un brasileño que, dentro de la heterogeneidad de Guillemots -compuesta también por un escocés, un canadiense y un inglés-, se encarga de dar a la parvada (que acaba de estrenar su álbum debut Through the window pane) un toque sudamericano con su guitarra. Como a cualquier migrante, para Magrao no fue fácil el cambio de residencia y la adaptación, lo que ahora se define en un brasileño hablando español combinado con portugués, pero con acento británico…
-¿Cómo es la vida de un músico en Londres, recién desempacado de Brasil?
-No es lo más fácil que hay. A mi llegada a Londres no hablaba inglés y al principio tuve que tocar en la calle para poder comer. Fue difícil encontrar personas interesadas en hacer el tipo de música que a mi me interesaba. En un viaje a Berlín, Alemania conocí a Fyfe y platicamos del proyecto Guillemots. Ahora la vida en Londres me ha tratado muy bien. No tengo ningún reclamo, hago lo que me gusta hacer y tengo la oportunidad de realizar otros proyectos que tengo en mente.
Después de migrar de su país de origen, Rican Caol(baterista), Aristazabal Hawkes (bajista) y MC Lord (vocalista), se enconctraron en Londres bajo la única coincidencia por encontrar un nido musical distinto al que habían estado desempeñando en proyectos anteriores.
-Ahora que estás involucrado en Guillemots, ¿cómo teimaginas tu vida si no hubieras decidido mudarte a Londres?
-Como músico, la vida en Brasil es difícil. Es cierto que en Brasil hay todo tipo de géneros musicales, pero no es la clase de música que a mi me interesa hacer por el momento. Actualmente están surgiendo muchos músicos brasileños de buena calidad, desafortunadamente allá no se vive de hacer buena música. Tal vez, si todavía viviera en mi país, estaría haciendo música para películas o comerciales de televisión.
La multiculturalidad de Guillemots hace que su mini-álbum “From The Cliffs”, contenga una variedad compositiva arriesgada. El cuarteto incluye instrumentos que se van encontrando a su paso, como...una máquina de escribir antigua. Esto los ha colocado como uno de los posibles enlistados para competir por el Mercury Music Prize de este año y la quinta mejor banda del 2006, según la BBC.
-¿Quiénes son los Guillemots?
-En Guillemots todos venimos de gustos musicales distintos, aunque tenemos una o dos influencias claves en común. Siempre trabajamos juntos, ya sea componiendo o grabando. Nos gusta mucho improvisar, creo que en ese aspecto somos muy abiertos entre nosotros… Aunque Guillemots no quiere hacer una revolución musical, pretendemos hacer algo diferente,porque ahora todo lo que se escucha es demasiado fácil. A pesar de eso en nuestro álbum también incluimos canciones para pasar el rato en situaciones cotidianas como platicar con un amigo, etcétera.
Guillemots saben que un buen nido está compuesto de piezas funcionales, que hagan de su hogar una canastilla segura y acogedora. Aunque la continua inclusión de elementos poco comunes a su hábitat no asegure la caída del nido; por el momento ayudan a que permanezca una rama arriba del resto de la fauna.
La entrevista con MC Lord Magrao se publicó en La Pared, en la sección de Espectáculos de El Universal, el sábado 22 de julio de 2006.

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